Capítulo 20.
Holaa, no me matéis por favor, de verdad siento haber tardado en subir, estaba muy ajetreada en serio... Aparte de disculparme, quiero dedicarle el capítulo a dos personas: Laura, que sin ella podría haber muerto si no me hubiera ayudado y Andrea, que aunque llegue un poco tarde te doy este capítulo como regalo (te lo quería poner el día de tu cumple pero...) Bueno espero que les guste y dejéis un comen por favor, que aunque no he contestado a los anteriores los he leído y en cuanto pueda los contesto.
Bss
Arthur:
Abro los ojos, siento que todo a mí alrededor da vueltas y tengo un fuerte dolor en la parte trasera de la cabeza. Me levanto con dificultad, cayendo de sin poder evitarlo. Miro en todas direcciones y me doy cuenta de que estoy en el bosque, entonces lo recuerdo todo de golpe.
-¡Beatriz!-llamo preocupado. ¿Cómo pude ser tan estúpido? Si no hubiera estado preocupado confesándole mis sentimientos, en estos momentos ella estaría a salvo, aquí, a mi lado. Me levanto del piso, esta vez tengo suerte y no vuelvo a caer. Hecho a correr mientras grito su nombre, aunque sé que ella no va a contestar lo tengo que intentar. "Puede que esté jugando al escondite..." pienso pero en seguida me doy cuenta de lo idiota soy por el solo hecho de que ese pensamiento haya pasado por mi mente. Salgo corriendo en dirección al imponente edificio de piedra. Y casi caigo de rodillas al comprobar lo que me sospechaba. Darío esta delante de mí, gritando y tirando al piso todo lo que se le pone delante.
-No está…
-¡ESTA ME LA PAGAS, DRACO!-grita enfurecido. Pongo mis manos en mis mejillas y siento que unas gotitas rozan mi piel.
-¡Fue culpa mía!-un chillido sale de mi garganta sin mi permiso. Beatriz, mi niña, la persona que más quiero en este jodido mundo está en peligro, solo quiero levantarme y salir de ese lugar para ir en su rescate, y para luego abrazarla con fuerza, pero no. Me tengo que quedar ahí. Sin hacer nada. Sin ella. Muriendo poco a poco por dentro porque no puedo ver cómo está.-Lo siento, lo siento tanto. Si no hubiera sido tan…
-¡DÉJA DE LAMENTARTE Y LEVANTATE DE AHÍ!-la sangre se me hiela, jamás lo había visto así, su vos es tan potente… Solo con verlo sé lo que sufre, su niña a la cual no recupero hace más de un par de semanas, ha desaparecido, solo dejando un inmenso vacío en todas y cada una de las personas que la llegaron a conocer en ese pequeño tiempo.
-No le van a hacer daño.-una vos conocida se escucho a mis espaldas, la mano de mi mejor amigo y también mayor rival se posa en mi mano.-Draco quiere matarte primero a ti, no le hará nada de momento.
-Lo sé, pero la tiene a ella y, no sé que es capaz de hacer, como le haga algo, la más mínima cosa, deseará no haber nacido nunca.
-Señor, creo que deberíamos de sacar las armas, deberíamos prepararlos a todos. La batalla empieza.
-Sácala.-luego me mira, agachándose y mirándome a los ojos.-Arthur, sabes lo que tienes que hacer.-yo solo asiento, sabiendo a la perfección cual es mi función en este momento.
Beatriz:
Llevamos varias horas en el coche, Damon no me habla, solo mira al frente, creo que ni siquiera presta atención a lo que está haciendo, se mueve por instinto. De repente gira a la derecha y una verja negra se extiende al rededor, informándome de que hemos llegado a mi fin y lo único que puedo hacer es mirar con rabia y dolor las puertas de hierro que se cierran detrás de mí.
Miro a Damon que por fin para el auto delante de la entrada, una mansión blanca se alza delante de mis ojos, es preciosa, pero al mismo tiempo aterradora. Una chica de pelo castaño, ojos grises con reflejos de colores verdes y blancos, baja las escaleras, mirándome con una sonrisa. Parece inofensiva, pero como muy bien sé yo, las apariencias engañan.
-Hola.-dice con una sonrisa mientras me abre la puerta.-Soy Sofía.-me extiende una mano, esperando a que la estreche.
-Yo Beatriz.-miro su mano y luego a ella, no pienso estrechar la mano de esa tipa que lo único que quiere es quitarme mi poder.
-Lo sé, es difícil no saber quién eres.-contesta retirando su mano, noto que no le da mucha importancia, supongo que sabe que es normal.
-Sofía, deja de molestar.
-Damon, cállate, solo intento ser amable.
-Es una prisionera, la vamos a matar.-Sofía le echo una mirada fulminante, acercándose a él y dándole un fuerte golpe en la cabeza, luego como si no hubiera hecho nada, se aleja y me coge de la mano tirando por ella, me mira a los ojos dándome una mirada de disculpa, luego se gira, abriendo la puerta negra. Yo solo miro su pelo castaño, y no lo entiendo ¿por qué es tan simpática? Supuestamente los malos, son eso, malos, que no sienten nada y que les encanta hacer daño sin tener un poco de compasión.
-¿Por qué eres así?-pregunto sin poder contenerme.
-¿Cómo?
-¿Buena?-ella solo sonríe.
-¿Sabes? Estar con Draco no significa que sea mala ni nada, solo estoy aquí porque mis padres están aquí. ¿Tú no estarías con tu familia aun sabiendo que lo que hacen está mal? Yo sí, no creo que jamás los dejara, lo son todo para mí, y además la persona que más quiero está bien en este lugar.- se para y mira a U... no sé qué, el que me había encontrado al lado de la fuente, con mi madre.-Sé que no tienen por qué matarte, me parece cruel, estúpido e inhumano, pero no puedo hacer nada, yo... no podría vivir sin él.-dice señalando al chico de ojos grises.
-Hola cariño.-dice el chico con una sonrisa de idiota enamorado. Se nota que realmente la quiere, y siento envidia. Ella, que es una simple chica, es capaz de que un sádico como ese "ser" sea romántico, cariñoso y simpático.
-Hola.-él la abraza por la espalda y se dan un pequeño beso en los labios.-Beatriz, este es Uriel.
-Ya hemos tenido el placer de conocernos.-dice Uriel con una falsa sonrisa, (creo que esta vez no se me olvida el nombre, o al menos eso espero).
-No sé si esa palabra es la adecuada.-Sofía me mira sin entender y Uriel me echa una mirada asesina.
-¿Que le hiciste?-dice ella alarmada y desasiéndose del agarre de su novio.
-Nada.
-Uriel, no me mientas, sabes que lo odio.-su mirada pasa de él a mí, de mí a él y viceversa.
-Tuve que hacer algo que me pidió Draco.
-¡¿No tenéis suficiente con matar a su madre?! ¡Estoy harta de esta situación!-grita indignada.
-Cariño, tranquilízate.
-Ni cariño ni ostias, déjame en paz.
-Sofía no dramatices, ni siquiera la conoces, es una Sin corazón, nuestra enemiga.-Damon aparece por la puerta y se acerca a nosotros.
-Damon, Draco también es un Sin corazón. No son nuestros enemigos, ella solo es alguien que apareció en esto sin más, igual que nosotros, no tiene la culpa y es la que más sufre.
-Si es enemiga de Draco es nuestra enemiga y no discutas más.-ella se dio la vuelta echándose a correr mientras algunas lágrimas salen de sus ojos. Solo ha cruzado un par de palabras conmigo, pero ya me cae bien. Me da pena, Uriel no se la merece.
-Gracias, Damon, ahora no me va a hablar por días.
-Es tu problema, no el mío.-me mira.-Pero tú, señorita, si que eres mi problema, ven.-lo miro atónita, sin moverme, empieza a subir las escaleras y cuando se da cuenta de que no las subo detrás de él se para.-Ven.
-No quiero.
-No me hagas bajar a por ti, te aseguro que como no vengas te vas a arrepentir.
-¿Me estás amenazando?
-Sí, no sé ni para que lo preguntas.-se para y baja un par de escalones de un salto.-Ven.
-No.
-¡Beatriz! Yo no soy como mi hermano, yo no voy a dudar en hacerte daño.
-Ya sé que no eres como tu hermano, él es mil veces mejor que tú.
-Beatriz, ven.
-No, no sigas, no me voy a mover de aquí.-la expresión de Damon cambia de repente, haciendo que los pelos se me pongan de punta. Da miedo.
-Ahora verás que conmigo no se juega.-de otro salto se pone a mi lado, y sin ninguna delicadeza me agarra por las muñecas y tira de mí escaleras arriba.
-¡Suéltame! Me haces daño...
-¿Te crees que me importa?
-¡Socorro!
-¿Eres idiota? Aquí nadie te va a ayudar, todos me respetan, incluso Draco me trata bien, solo tú, niña estúpida, me ha desafiado de esta manera, me las vas a pagar, vas a sufrir...-sonríe y entra en una habitación, tirándome en una cama.-Empieza el juego.