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lunes, 26 de marzo de 2012

Sin corazón. Capítulo 18.

Capítulo 18.

Al final del capítulo hay una canción, si la queréis escuchar, ponedla cuando empieza la letra en cursiva, aunque la canción va para el momento después que no está descrito (la canción no tiene nada que ver con el comportamiento ni sentimientos de la protagonista, pero tiene ritmo y es la que necesitaba para el momento) PD: que este capítulo sea una mierda es vuestra culpa xD simplemente lo querían más largo así que me he tenido que buscar la vida para que sea de vuestro agrado :) El siguiente creo que va a ser mejor.
Bss

Daniel:
Estoy en mi habitación, intentando sacarme de la cabeza a mi hermano, pero simplemente no puedo. No me puedo creer lo que le hizo a la madre de Beatriz y no me puedo creer que sea así, aun con las evidencias delante de mis ojos me resulta totalmente imposible creérmelo. Salto de la cama cogiendo la almohada y estampándola contra la pared. Estoy harto, no puedo pensar en otra cosa y eso me desquicia.
Bajo las escaleras, y ciento que algo va mal, no sé el porqué pero lo sé, me acerco al despacho de “Él” y oigo voces. Toco y entro, cuando ya estoy en el interior me encuentro con Miriam, Stephan y Darío.
-Hola Daniel.-saluda este último, muevo la cabeza a modo de saludo y veo como los otros salen de la estancia con un bajo: hasta luego.
-¿Dónde está Beatriz?-se queda un rato pensando o buscándola.
-¡Mierda!-se levanta de la silla mientras da un fuerte golpe en la mesa.
-¿Qué pasa?
-No hay tiempo, solo coge un coche y persigue al coche que tiene a Beatriz.
-¿Qué?
-Daniel no estoy para juegos ahora, solo sálvala.-salgo de la estancia a toda prisa.
Alguien a capturado a Beatriz y solo espero que esa persona no sea Damon, no estoy preparado aun.
Beatriz:
Hace rato que me soltó dentro del vehículo, eso sí asegurándose de cerrar los seguros, aunque no se qué puede hacer una cosa tan insignificante contra mí. Solo no me tiro porque no tardaría en alcanzarme y la verdad es que no tengo ganas de cabrearlo. ¿Te digo un secreto? Tengo miedo.
Observo como conduce el coche con los ojos en la carretera. Su pelo rubio brilla a la luz del sol, el cual está desapareciendo en el horizonte. Sus ojos son como los del hermano, pero hay una diferencia, la maldad está reflejada en ellos. Es realmente guapo aunque es de esperarse, de alguien tenía que haber sacado esa virtud Daniel.
-¿Qué miras, pequeña?-sonríe un momento y separa la vista de la carretera.- ¿Te gusta lo que ves?
-Solo no entiendo cómo puedes ser así.-me paro y miro por la ventana, me están llevando lejos de mi hogar por segunda vez y eso duele.- ¿Por qué me alejas de todos ellos?
-Fácil, para matarte.
-Podrías matarme ya y dejar todo esto, solo hay una cosa que me importe y sé que él está bien así que, ¿qué tal si acabas con esto ya?
-No puedo, tengo que llevarte ante Draco.
-Ya, claro, tu solo eres un lacayo, lo olvidaba.
-Al menos soy más de lo que vas a ser tú.
-Cierto.-juego con mis manos, ya es que la verdad estoy algo harta de el juego de busca, captura y mata. Solo ha hecho que me sienta como una gran mierda.
-¿Así que estás enamorada?
-¿Acaso eso está en tu trabajo? ¿Saber la vida personal de quien vas a matar?
-No, no está en mi trabajo, pero no veo nada mejor que hacer.
-Simplemente pon música.-el mira la radio y niega.
-No me gusta.
-Pues te jodes.-enciendo el aparato y lo miro con odio al escuchar la canción que suena.
-¿No me has escuchado, niña?
-No me puedes hacer nada.
-¿Te parece poco matarte?
-Lo vas a hacer de todos modos así que ¿qué más da?-el asiente y deja la canción.
-Solo ésta.
-Supongo que será suficiente.
Empiezo a tararear la canción. Es de All time low, una canción con la cual me reí mucho en mi doce cumpleaños. Mi madre quería hacerme algo especial y que no estuviera triste el día de mi cumpleaños, así que no se le ocurrió otra cosa que llenar la habitación de globos de colorines, hacer mi tarta favorita y poner mi canción favorita.
“-¿Qué es todo esto?-pregunté yo con una extraña expresión de pánico en el rostro.
-Tu fiesta de cumpleaños.-contestó mi madre con una sonrisa en la cara.-Y no me digas que no te gusta porque los globos no se han llenado solos.-puse los ojos en blanco y me acerqué al sillón.
-No sé por qué haces todo esto.
-Eso tiene una respuesta muy sencilla, no quiero que mi niña esté sola y triste el día de su cumpleaños.
-¿Acaso no lo estoy siempre?
-Cariño, es tu cumpleaños, disfrútalo, no tienes que preocuparte por los mayores.-se paro, se arrodilló, delante de mí y me miró a los ojos.-Y mucho menos tienes que estar así por mí culpa. Beatriz, hace tiempo que tu padre se fue, si lo quiso así ¿Qué otra cosa podemos hacer? Mira, sé que te sientes responsable de mí, sé que piensas que todo es culpa tuya, pero no entiendo la razón de tu comportamiento ni la razón de que pienses que es tu error.
-Mamá, él se fue el día que yo nací, seguro que a ti sí que te quería, pero al ver que yo me metía en el camino se fue. Es mi culpa, fui yo quien os separo y simplemente soy así porque no merezco ser feliz, te quite a la persona que más aprecias. Te quité tu felicidad.
-¡Niña estúpida! ¡Como se te ocurre si quiera pensar que tú padre se fue por ti!-las lágrimas empezaron a caer por su rostro del mismo modo en el que empezaron a caer por el mío.-Escucha esto bien, tu padre se fue por mí ¿lo entiendes? No fue por ti, Beatriz, y no me quitaste nada, solo me regalaste la felicidad. Si no fuera por ti estaría sola.
-Lo siento.
-No tienes que pedirme perdón, solo disfruta de tu día, te lo ruego.-asentí despacio y me levanté del sillón.
-¿Hay palomitas?
-En el mueble.-dijo secándose las lágrimas y dedicándome una sonrisa.”
Después de ese pequeño incidente mi madre y yo empezamos a saltar por toda la casa mientras las palomitas y los globos volaban por el lugar. La canción que sé escuchaba mientras disfrutábamos del momento era la misma que suena en el coche en este momento y la cual me hace llorar, Damon se para a un lado de la carretera y me alza el rostro.
-¿Eres estúpida?
-No, soy una niña huérfana de madre que llora por su ausencia.
-Mira, voy a decir esto una sola vez.-se para, pasando un largo rato mirando mis ojos.
-¿Qué?
-Lo…-suspira.-siento.
-¡¿Qué?!
-Dije que solo lo iba a decir una vez.-abre la gaveta y saca un paquete de Kleenex, saca uno y con sumo cuidado me limpia la cara.- ¿De verdad lloras por eso?
-Sí, y porque voy a morir, y por la canción, y porque no me pude despedir ni de mi padre ni de Daniel, y porque no voy a ser capaz de conocer a la mitad de la gente que está en esa estúpida academia y porque….
-¡Para!
-Has sido tú quien ha preguntado.
-Lo sé, y me estoy arrepintiendo.-entonces un coche  negro se aparca detrás de nosotros y de su interior sale alguien que no consigo ver.-Mierda, ahora me arrepiento el doble.
Alguien toca en la ventanilla haciendo que me sobresalte en mi asiento.


lunes, 19 de marzo de 2012

Sin corazón. Capítulo 17.

Capítulo 17.

Hola a todos!! Aquí os dejo un doble cap de Sin corazón, el 16 está en la entrada anterior y espero que os guste, este cap para mi es especial porque revela un par de cosas, advierto: no creo que le quede mucho a la historia, espero equivocarme y que se me ocurran un par de cosas pero no lo creo. 
Bss

Darío:
Me mira con la interrogación dibujada en sus ojos, esperando a que empiece con mi relato, el cual dudo si contarle, no es algo malo, o puede que sí, depende de cómo lo mires, pero siento que todo es mejor si ella no lo sabe. ¿Por qué siento eso? No lo sé, haga lo que haga, ella es lo que es y no se puede cambiar la realidad, la verdad, ella es una McClain, una sin corazón, ella es una princesa… Suspiro.
-Después de que los humanos empezaran una pelea para destruirnos,  uno de tus ancestros, decidió que era mejor que todos los humanos pensaran que habíamos muerto, así que decidió que lo mejor sería inventarnos una masacre. Años después de eso, cuando los humanos de aquella época habían muerto y todos habían olvidado lo ocurrido, volvimos a aparecer, creando una especie de escuela para gente como nosotros y así, se volvieron a juntar todos.-me paro ya que no sé cómo seguir el relato.-En muchas ocasiones intentaron matar a tu antepasado para poder subir al poder,  él era demasiado poderoso y por lo tanto no lo consiguieron, pero cuando su primer hijo nació, pensó que aunque tenía poder, ¿quién le aseguraba que no matarían a su hijo mientras dormía?-vuelvo a parar mirando a Beatriz a los ojos, está deseando que siga, y así lo hago.-Reunió a los más poderosos de sus aliados, asegurándose de que cada uno de los que elegía tenían un descendiente para no terminar la línea, les contó lo que le hacía permanecer las noches en vela, y ellos decidieron inventar un conjuro, llamándolo Excors.
-¿Qué significa?
-Sin corazón, lo crearon, lo utilizaron y lo destruyeron para que nadie encontrara jamás el hechizo que lo rompiera. La mayoría de las personas que estaban ahí esa noche murieron, solo sobrevivieron  tres personas, tu antepasado, el de Daniel y el de Arthur.-tomo aire.-solo esas dos familias saben cómo destruimos, pero jamás lo harían, ya que si lo intentaran ellos morirían en el acto.
-Papá…-se para, me sorprende muchísimo que me llame así, pero al mismo tiempo me alegro muchísimo.-Te estás desviando del tema, ¿Qué era ese hechizo?
-Ese hechizo, congelaba el corazón del rey y de todos sus discípulos, haciendo que no pudiera morir de otra manera que no fuera la impuesta. Nuestro corazón se congeló en ese momento, jamás, desde ese entonces la sangre ha corrido por nuestras venas, solo nuestra magia, la cual combina todas las líneas de poder que estuvieron ese día presente en ese lugar. Somos prácticamente indestructibles, y quien nos maté podrá manejar el mundo a su antojo, ya que tendrán esta maldición para ellos.
-¿Maldición?
-Beatriz… Somos inmortales, de algún modo podemos vivir hasta que deseemos morir, y eso no es un don, porque… si en algún momento tienes muchas ganas de morir, lo harás… y puede que eso sea un error. Es algo extraño.
-Si solo los antepasados de Daniel y Arthur vivieron, ¿por qué Draco intenta matarte si no sabe cómo hacerlo?
-¿Quién te ha dicho que no sabe?
-No lo entiendo.-suspiro, sabe dios cuantas veces he suspirado en este rato.
-Beatriz, hay algo más que no te he contado.
-¿Qué?
-Draco sabe como destruirme porque él es…-me paro, la miro indeciso.- Mi hermano.

Damon:
He conseguido llegar a la habitación de la señorita Wilson sin ningún problema. Me tiro en la cama, mirando el techo, luego miro a Kate que se muerte el labio al verme en la posición en la que me encuentro.
-¿Qué piensas, Kate?
-En qué estás muy sexy.-suelto una carcajada, la verdad es que ella me resulta aburrida y muy predecible, pero a falta de algo mejor… me quedo con ella.
-¿Quieres jugar?
-Depende del juego.-le sonrío, pensando en lo estúpida que es por si quiera pronunciar esas palabras. Me siento mientras Kate se acerca, y sin que se dé apenas cuenta, la tiro en la cama, colocándome yo encima de ella. Primero la beso lentamente, pero veo que ella no quiere un beso así, si no con pasión, así que se lo doy, haciendo que su pecho suba y baje con brusquedad. Bajo a su cuello y cuando estoy a punto de quitarle la camisa, alguien toca en la puerta, a mí solo me cabrea un poco, ya que quien quiera que haya tocado la puerta me ha quitado un buen momento de diversión, pero a Kate, la enfurece y estoy casi seguro de que va a ahorcar a la persona que está al otro lado de la pared.
-¿Qué haces tú aquí?-oigo que pregunta Kate cerrando la puerta tras de sí.
-¿Qué clase de recibimiento es éste?- me meto en los pensamientos de Kate y veo que su acompañante se llama Laura. Kate le tiene un tremendo odio, aunque supuestamente es su mejor amiga, pero lo son por el único motivo de que Laura es bastante obediente y sabe buscar información, pero aparte de eso, Kate piensa que es una idiota, cosa que por los recuerdos que tiene esta última hacia Laura no entiendo, ya que es una buena chica, bastante simpática, cosa de la cual Kate carece. Es una arpía, aunque está mal que lo diga yo precisamente.
Paso como una hora en esa habitación de paredes naranjas, el aburrimiento que siento gana a la paciencia, así que salgo con cuidado de la estancia teniendo cuidado en que nadie me vea. Utilizo un hechizo y bajo las escaleras, encontrándome con que ha pasado el tiempo suficiente como para que Beatriz y su padre hayan llegado. Oculto mi poder y mis pensamientos con el potente conjuro que me ha puesto Draco.
-¿Beatriz, puedo hablar contigo?-el hermano de Kate aparece en escena y por alguna razón la chica de pelo negro se pone colorada, adquiriendo un bonito color carmesí en los cachetes. En cualquier otra circunstancia me hubiera mentido en su mente para saber el motivo, pero al hacer eso, pareceré un extintor rojo en llamas que tiene un cartel enorme con lucecitas de colores de diga: ¡AQUÍ, EL INTRUSO ESTÁ AQUÍ!
-No tengo nada que hablar contigo.-los demás están expectantes, pero por una mirada de suplica de muchacho todos se retiran. Arthur agarra a la chica del brazo y la saca del edificio, facilitando así mi trabajo.
-Arthur, suéltame, me haces daño.-el chico camina un poco más y se para.
-Beatriz, no quiero dejar de ser tu amigo.
-¿Quién te ha dicho que has dejado de serlo?
-Tú comportamiento.
-Pero…-se para y mira al chico por primera vez a los ojos.-Eso no tiene nada que ver, ¿sabes? Era yo quien estaba desnuda, simplemente me morí de vergüenza, espera a que lo asimile.
-¡Es que no quiero! no quiero esperar…
-¿Por qué? ¿Qué más te da? No lo entiendo.
-Beatriz, no puedo ser tu novio, al menos déjame ser tu amigo.
-¿Novio?
-Beatriz, yo te amo.-la chica abre los ojos de par en par, y me parece que es el mejor momento para entrar en acción ya que el chico tiene la guardia baja. Corro hasta donde están ellos, le doy un fuerte golpe en la cabeza al chico y éste cae al piso inconsciente.
-Hola preciosa.-le digo tapándole la boca antes de que puede emitir algún sonido y saliendo precipitadamente del lugar.

Sin corazón. Capítulo 16.

Capítulo 16.
Beatriz:
Me giro despacio, encontrándome con unos preciosos ojos castaños, los cuales tiene un brillo un tanto extraño. Trago saliva y las lágrimas se apresuran a caer por mis mejillas. Su rostro es exactamente igual a como lo recordaba, algo más pálido, pero igual.
-¿Mamá?-se queda quieta, no hace nada, solo pestañea, yo le sonrío y ella me devuelve el gesto.-Te he echado de menos, jamás pensé que la gente fuese tan mala. ¿Por qué no intentaste hablar conmigo antes?
-Porque no podía, estaba demasiado ocupada como para avisarte.-esa no es su voz, no solo porque no ha movido los labios, sino porque es de hombre y viene de detrás de mí. Me vuelvo lentamente y me encuentro con unos ojos grises que no había visto en mi vida.-Soy Uriel.-dice con una sonrisa que me da escalofríos. El chico tiene el pelo negro, y me parece guapo, pero demasiado intimidante para mi gusto. Al pensar eso, me doy cuenta de que algo aquí no encaja y paso la vista del uno al otro, intentando saber porque ese tal Uriel estaba ahí.
-¿Quién eres?
-Te lo he dicho, Uriel.-odio que la gente me vacile, así que me levanto de mi sitio y me alejo un poco de esas dos personas. Sus auras, esencias o como quieran llamarlas no me transmiten buenas vibraciones.
-No estoy para jueguecitos, ¿Quién te manda?-digo acordándome de las películas. El chico se ríe y se levanta, pasando una mano por mis hombros, y haciendo que un escalofrío me recorra la columna vertebral, mis piernas tiemblan por el pánico y siento ganas de llorar.
-Draco.-dice el nombre que menos quiero oír. Al ver la mi cara sonríe maléficamente.-¿Tienes miedo?
-¿Eres igual de incompetente que Damon?
-¿Damon incompetente?
-Sí, no tenía el poder suficiente como para bajarse en el descampado.
-¿Fuiste tú quien le hizo eso?-asiento, se queda impresionado unos momentos, pero vuelve a su postura inicial.-Fascinante, será divertido luchar contigo.-me paro unos segundos, intentando pasar las barreras de su mente, cosa que me resulta fácil ya que piensa que no sé hacer eso y que lo del descampado fue pura suerte.
Busco lo que quiere hacer conmigo y pronto me doy cuenta de que solo me está entreteniendo hasta que llegue mi padre, pero ni el mismo sabe el porqué de eso, solo sabe que la persona que está detrás de mí, no es mi madre, sino una especie de zombi que creó su amo, utilizando un antiguo hechizo que le había echado mi padre para protegerla. Sí, es el cuerpo de mi madre, pero no, no es ella, en estos momentos la cosa que tengo detrás de mi solo es un monstruo malvado.
-Deberías de proteger un poco más tu mente.
-¿Para qué si lo que yo sé no te sirve de nada?
-Sí que me sirve, al menos sé que no tengo que sufrir por mi madre porque está en un lugar mejor, no como su cuerpo.-le hecho una mirada a su cuerpo, el cual sonríe con malicia.
-Siento chafarte el sueño, pero el alma de tu madre sí que está dentro de eso…
-Soy yo, Beatriz, pero…-se levanta, haciendo girar la cabeza sobre sus hombros, un movimiento inhumano. Luego la para justo cuando llega a mi lado, pasando la lengua por mi cuello.-Pero ahora estoy un poquito más loca, solo quiero venganza, torturarte y disfrutar con tu muerte.-suelta una carcajada que me hace querer salir corriendo de allí, siento mucho miedo, incluso más que cuando tuve aquel espantoso sueño. Mis piernas están heladas y aunque quiero salir corriendo de allí no puedo. Intento ser fuerte, intento no pensar en el sudor frío que cae por mi cuello, pero me parece imposible. Todo me da vueltas y solo quiero desmayarme y despertarme al lado de Daniel, a salvo en sus manos.
-No puede ser…-consigo decir en un susurro.
-¿Ya se fue toda tu valentía, pequeña sin corazón?-esas dos palabras hace que olvide todo a mi alrededor, las he escuchado demasiadas veces, pero sigo sin saber que es. Y eso hace que me enfurezca, miro sus ojos y él ve que algo ha cambiado en mí. ¿Cómo es posible que una palabra tan insignificante pueda hacer que pierda el miedo?
-No sé qué es eso y, estoy hasta las narices de que todo el mundo se refiera a mí con esas palabras sin saber que significan.-mis dos acompañantes sueltan una carcajada, pensando en que la situación es una verdadera estupidez.
-¿No te han contado la historia? Pobre niña, ni siquiera confían en ti lo suficiente como para contarte la verdad.
-No creo que sea eso, U…lo que sea, simplemente no han tenido tiempo de contármelo.-creo.
-¿En serio?-asiento decidida, estoy segura de que en estos momento parezco una niña pequeña que quiere defender a su padre, un sentimiento raro en mí.- ¿Por qué lo defiendes? ¡Te abandonó, no te quiere!- ese comentario me duele, aunque eso que ha dicho ya lo sabía, el hecho lo diga otra persona, alguien que no me conoce en lo más mínimo, duele. ¿O aunque lo diga otra persona también duele?  Empujo con fuerza a la persona que tengo delante de mí, haciendo que acabe en la fuente. La imagen de que un chico tan “duro” este en el agua con el chorro de agua cayéndole en la cabeza, hace que suelte una gran carcajada, una carcajada no muy habitual en mí que hace que me caiga al piso. U… ¿Cómo se llama? Se levanta a gran velocidad agarrándome del cuello de la camisa y me levanta del suelo sin ningún problema.
-No debiste de hacer eso, mocosa.
-¿Te has dado cuenta de que somos de la misma edad, no?-me lanza una mirada que me da a entender que está muy irritado y que es mejor no seguir metiendo el dedo en la llaga.
-Uriel, bájala.-no es un grito, solo es un susurro, pero hace que Uriel me suelte (no creo que retenga durante mucho rato ese nombre así que mejor vamos a aprovechar el momento.) Mi padre se ha materializado por arte de magia a mi lado, el chico se gira, lo mira y se va haciendo algo que hace que mi mente desconecte de la suya, como si me hubiera sacado a patadas.-No tienes remedio… ¡¿Cómo se te ocurre venir aquí tú sola?!
-¿Acaso la has visto?
-Sí… Pero no es ella. La han vuelto mala, por decirlo de algún modo.
-Sí, lo sé, lo vi en la mente de esto… Ese.-me mira sorprendido.
-¿Te dejo entrar en su cabeza?
-Hasta que llegaste tú, sí.-asiente y empieza a caminar, llegamos al restaurante y Stephan y Miriam me miran con reproche, estoy segura de que no les gustó mucho que me marchara sin que no les dijera nada.-Lo siento.-digo en un pequeño susurro que no sé si llegaron a oír.
Nos subimos en la furgoneta, Miriam y Stephan delante y yo y mi padre detrás, seguramente los dos primeros esperaban una discusión entre nosotros, y la verdad yo también la espero. Pasaron varios minutos y no pasa nada, mi padre mira por la ventana con expresión distraída.
-¿Estás enfadado?
-No…
-Eso es extraño. ¿Por qué no?
-Porque yo en tu lugar hubiera hecho exactamente lo mismo.-asiento y miro por la ventana, luego recuerdo algo.
-¿Por qué dicen que soy una sin corazón?
-Es una historia muy larga.-lo miro expectante.
-Te aseguro que tengo tiempo de sobra.

martes, 13 de marzo de 2012

Sin corazón. Capítulo 15.

Capítulo 15.

Hola otra vez a todos :P Siento no haber podido subir el cap antes, demasiadas cosas que hacer... pero para compensaros subiré otro cap el viernes, tenía intención de subirlo hoy, pero tengo que estudiar para 3 exámenes. ¿Sabéis que ya llevo 65 páginas de la historia? No se si las ideas que tengo me den para mucho más, pero espero que sí.
Bss (y no me matéis)


Beatriz:

Salgo de mi casa, o ex casa, ya que aunque pasé mi infancia en ella, ya nunca volveré ahí. Me pongo la bolsa roja grande al hombro, cierro la puerta y con la mano que tengo en el bolsillo aprieto fuertemente la carta de mi madre, soltando una lágrima que consigo quitarme antes de que Miriam o Stephan la vea. Realmente dudo que mi madre este viva, hay cosas que te impactan y luego te das cuenta de que  es imposible que sean mentira. No está viva, para mí eso es un hecho, pero aun así, voy a ir, quiero saber quien ha sido tan hijo de… como para hacer algo así.
¿Quién tiene tan poco corazón como para hacer algo así? (de acuerdo, esta frase no es la más adecuada para mi, por motivos obvios, pero para los demás es aceptable). Solo hay un par de respuestas a eso, y estoy casi segura de que es una en concreto. Damon.
-¿Ya está?-pregunta Miriam, quien tiene una mano en la espalda de Stephan.
-Sí, ahora, si no os importa me gustaría ir a comer a un restaurante cercano, todo esto me ha dado un poco de hambre.-Stephan se separa de su amada, para dejarme paso, ya que entre ellos dos ocupan perfectamente la puerta de la furgoneta, me acerco al conductor, el cual no veo por ninguna parte.
-¿Dónde está?-pregunto señalando al asiento del piloto. Stephan y Miriam sueltan una carcajada.- ¿De qué os reís?
-¿No sabes cómo funciona esta furgoneta?
-No...
-No la conduce nadie, pero si algo, la magia.
-¿Cómo?-digo, arrepintiéndome en el acto de haber hecho la pregunta.- Me refiero, ¿Si por algún casual la policía nos para, como demonios le explicamos que no hay conductor?-una sonrisa divertida aparece en el rostro de Miriam y yo la miro con una expresión interrogativa.
-Para los humanos es como si hubiera alguien ahí, como un espejismo.
-No lo entiendo, ¿para qué tanto rollo con esto de la magia si se puede poner a una persona?
-Vale, a ver, nosotros no le podemos contar a los demás, a los que no son como nosotros, nuestro “don” porque eso rompería las reglas, y no podemos poner a los alumnos ni a sus padres, ya que cada uno tiene su función.-asiento y me coloco en mi sitio.-¿A dónde vamos?
-Que esta cosa siga por esta calle, luego que gire a la derecha y luego a la izquierda, allí hay una plaza, aparcaremos ahí e iremos caminando.-Stephan se levanta, dice unas palabras muy bajito las cuales no logro escuchar y se siento al lado de su compañera.
Miro por la ventana, ¿qué estará planeando la persona que se inventó todo esto? Todo esto me da muy mala espina.
-¿Cómo te sientes, Beatriz?-la pregunta casi fue imperceptible para mis oídos.
-Como una verdadera mierda. Entrar en tu casa y darte cuenta de que la persona que te ha cuidado y querido no está dentro, hace que una parte de ti muera.-abro los ojos al darme cuenta de que esas palabras han salido de mi boca, miro al frente topándome con unos bonitos ojos lilas, los cuales me miran con sorpresa.
-Nunca pensé oír unas palabras tan profundas de ti…
-¿Qué?-pregunto.
-No, nada.-contesta ella intentando ayudar a Stephan.
El coche se para y miro la ventana, hemos llegado, bajo la primera, mirando la calle en la que tanto tiempo pase de pequeña. Camino sin darme cuenta, dejándome llevar por mis piernas y me meto en un restaurante que está en la esquina más alejada.
-Hola, Beatriz, he oído lo de tu madre, ¿qué tal estás? ¿Dónde has estado?-miro la cara del chico que me está hablando. Tiene el pelo claro, casi rubio, los ojos son verdes y bondadosos, su piel es morena y contrasta muy bien con su pelo, sus labios son anchos y, su cuerpo es bastante musculoso. Paso de él e intento entrar dentro del local, pero su mano me lo impide.
-Siento lo de la última vez, no fue mi intención.
-¿No fue tu intención declararte, Erick?
-No, no es eso. Beatriz, entiéndeme, vale, fue estúpido por mi parte ya que tú ni siquiera me consideras un amigo, solo un conocido, pero es que… Llevaba mucho tiempo detrás de ti, tenía que intentarlo.
-¿Para qué intentarlo si sabías la respuesta? Sabes que soy un monstruo…-digo, recordando la palabra que tanto solían utilizar para calificarme.
-Cuando estás enamorado te haces muchísimas ilusiones, sientes que cualquier acercamiento es un gran paso y aunque quieras no puedes impedirlo, ¿Cómo puedes obligar al corazón a hacer algo que no quiere?-se para y me mira con ojos tristes, haciéndome entender que todavía no lo ha superado. Me siento mal, ya que él ha sido lo más cercano que he tenido a un amigo hasta ahora. Él fue quien se acerco un día a mí en el parque, quien sin conocerme me defendió y me dio una sonrisa cada vez que estaba a punto de llorar, él fue la primera persona que vio mis ojos… Y cuando él los vio, no sentí que mi alma estaba desnuda.-Y lo referente a lo del monstruo, no deberías de hacerle caso a la gente, se cómo eres aunque tú no lo creas.-me giña un ojo y me quedo mirándolo algo asombrada, se ha vuelto algo descarado.
-¿Te está molestando este chico, Beatriz?-me giro un poco para ver a un Stephan malhumorado.
-No, solo estábamos hablando.-Erick me suelta del brazo y vuelve a su trabajo, me voy a una mesa, en la cual me siento y al rato Erick viene para que podamos pedir.
-Yo lo de siempre.-me levanto.-Voy al baño, ahora vuelvo.
-Voy contigo.
-No hace falta, en serio.
-Como quieras.-camino hacia el baño, me agacho para asegurarme de que no hay nadie y miro a la ventana que hay en una esquina, es lo suficientemente grande como para que yo pase y además da a un callejón, así que estoy segura de que nadie me va a pillar. Abro la ventana, intentando levantar suficiente la pierna para pasar por la ventana, cuando ya estoy sentada en ella, pierdo el equilibro, yéndome de bruces contra el suelo. Maldigo en voz baja, odiando a el que le dio por poner la ventana tan alta y me echo a correr ya que el parque está a un par de calles de distancia.
Llego al parque después de varios minutos, no hay nadie como es de esperar. Voy a la fuente, ya que aunque “mi madre” no he ha dicho el sitio exacto, supongo que es ese.
Me siento y mi barriga se revuelve cuando alguien me toca la espalda.
Katherine -Kate-:
-¿Lo tienes todo listo, Katherine?
-¿Sólo necesitas que haga eso?
-De momento si, intenta que nadie se dé cuenta, jamás tendremos una oportunidad como está.
-Vale, ¿Dónde está?
-Según su GPS está en la puerta, ten cuidado y suerte.
-Lo tendré, señor.-aprieto el botón rojo del móvil, me pongo los zapatos, saliendo por la puerta casi corriendo. Me tropiezo con bastante gente a mi paso pero no me importa, tengo una misión importante que atender.
Llego a la puerta después de unos veinte minutos yendo en línea recta, abro las puertas con una llave que he cogido prestada.
-Casi no llegas.-doy un pequeño salto ya que al aparecer de entre los arbustos me ha asustado.
-¿Escondiste el coche?
-Sí, no soy estúpido.
-De acuerdo, vamos. Déjame camuflar tu poder, no vayan a saltar las alarmas.
-Lo tienes todo controlado por lo que veo…-me mira y me coge del mentón, haciendo que me estremezca, me da un pequeño beso en los labios y entra.-Kate.
-¿A caso lo dudabas, Damon?

lunes, 5 de marzo de 2012

Sin corazón. Capítulo 14.

Capítulo 14.

Holaa de nuevo :D Hoy me gustaría dedicarle el capítulo a una persona que está loquísima por Damon, ella seguro que sabe que me refiero a ella. La cual no se decide por ninguno de los hermanos y me deja comentarios tan largo como mis caps :D (COSA QUE ME ENCANTA) Gracias AnaBlackCherry :P
Espero que os guste
Bss 

Damon:

Veo como el pecho de mi oponente sube y baja, está agotado igual que yo. Llevamos horas así en un combate que no acaba nunca. Seguramente si estuviéramos usando nuestros poderes ya hubiéramos acabado, ya que alguno de los dos se las hubiera ingeniado para ganar. Lo tengo que admitir Uriel es un buen oponente. Sus poderes son inferiores a los míos en fuerza,  por esa razón más de uno diría que una batalla entre nosotros dos está más que clara, pero no es así, no siempre la fuerza es lo que se necesita para ganar, la rapidez y la astucia puede ser mortal para alguien como yo. Uriel es la prueba viviente de que esas dos cualidades te hacen muy poderoso. Pero ahora nuestra pelea no es con magia, es cuerpo a cuerpo, sin ningún arma. En este caso nuestro combate está incluso más igualado.
Miro a Uriel, ese chico tiene a más de una de aquí coladita por él, sus ojos son grises, amenazantes. Su pelo es negro y brillante; tiene una nariz puntiaguda, no demasiado, lo justo para que le quede bien; sus labios con gruesos y en estos momentos están abierto porque le falta el aire. Su torso está desnudo y brilla por el sudor, es alto, incluso más que yo. Su condición física es visiblemente mejor que la mía, no hace falta fijarse mucho para darse cuenta de esto.
-¿Crees que estaremos mucho rato así?-pregunto con una sonrisa burlona, él me la devuelve y justo cuando voy a recibir uno de sus ganchos la puerta se abre, por ella entra Alice. Uriel se hace para atrás y la mira. Alice lo observa detenidamente, parándose en sus abdominales, al detenerse se muerde el labio inferior y me hace gracia su comportamiento, suelto una carcajada y ella me echa una mirada fulminante- Solo te falta lanzarte a su cuello.
-Lo haría si no fuera por su estúpida noviecita.
-¿Le tienes miedo a Sofía?
-No.- es su única respuesta, mira a Uriel, el cual se ha girado para coger su toalla, se la echa al cuello y se limpia la cara. Definitivamente está pasando de Alice. El acosado intenta salir de la estancia, pero la chica la agarra del brazo y le da un largo beso, en el cual estoy más que seguro que la lengua de ella a recorrido toda la boca del él. Uriel le agarra la cara, apartándola.
-No me hagas enfadar, Alice, no te conviene.-la aludida se suelta y Uriel intenta salir de la estancia.
-¡Espera!
-¿Qué quieres ahora?
-¿No habrás pensado que he caminado hasta aquí únicamente para verte a ti?
-Con lo desesperada que estás, sí.-suelto una carcajada, me encanta ese chico, sus respuestas son más que satisfactorias para mí.
-¿De qué te ríes?-Salgo de donde estoy, ya que desde mi posición es imposible verme y la miro con una media sonrisa, ella se estremece. No esperaba que fuera yo.-Damon.-es lo único que dice.
-Piensa antes de hablar, monada, a mi sí que no te interesa cabrearme.
-Lo siento, pensé que eras Tom, según el horario te tocaba en la otra sala y con Goliat.
-Goliat está en una misión y Tom…
-Y Tom está con sus padres.-termina Uriel.
-Bueno así me ahorras el ir a buscarte.
-¿Por qué has venido?-pregunto para que se dé prisa.
-Draco os llama.-me acerco a la entrada para encender la luz ya que para luchar, todos preferimos tener la luz apagada, de esta forma, nos concentramos más y sabemos dónde estará el enemigo cuando tengamos una pelea en plena oscuridad. Aunque en este lugar nunca se está en verdadera penumbra ya que los rayos solares se cuelan por una ventana. Cuando los fluorescentes ya están encendidos, cierro los ojos ya que éstos últimos no están acostumbrados, pasa un rato y consigo ver con normalidad, cojo mi camisa y mi toalla.
-¿Te ha dicho para qué?
-Supuestamente tenéis que hacer un pequeño trabajillo, cada uno por su lado.-caminamos por el césped hasta llegar a la mansión, en la cual todo el mundo entra y sale a todas horas. Entramos por las puertas traseras de cristal, las cuales dan directamente a la cocina. Hay varios chicos sentados en la mesa.
Uriel se acerca a la nevera, una chica con el pelo mojado, una camisa gris, unos pantalones cortos deportivos amarillos y unas cholas de playa del mismo color que la camisa, acapara el electrodoméstico. Uriel se quita la toalla del cuello y le da con esta en el trasero a la joven, haciendo que salten un par de gotas de sudor de la toalla. La chica se gira y mira al chico con reproche.
-¿Nunca vas a crecer, verdad? ¡Pareces un niño chico!-grita Sofía, Uriel sonríe, es totalmente otro cuando está con ella.
-Pero quieres a este niño.-dice él acercándose y dándole un apasionado beso a ella, la chica posa una mano en su cuello para quitarla enseguida.
-Dime que es agua.
-Es agua.-Sofía hace una mueca de asco y se acerca al fregadero, miro a Alicia y veo la envidia en sus ojos como la noche.
-¿En vez de hacerlo enfurecer has probado a seducirlo o algo?-pregunto sin mucho interés, camino, dándome la vuelta y quedando enfrente de Alice, la verdad que la chica es guapa, tiene el pelo rizado negro, los ojos del mismo color pero con unos detalles que los hacen ser especiales, es de piel blanca, como casi todos los de aquí, sus labios son exactamente iguales que una fresa, demasiado apetitosos, el único inconveniente es que es baja, pero la pobre, no puede competir contra Sofía. Lo único que tiene está ultima son los ojos, pero para Uriel, es insuperable.
-¿Qué tal si te guardas tus comentarios para ti?
-Solo intento ser amable.-me acerco a ella como para darle un consejo.- ¿Pero te digo un cosa?
-¿Qué?
-Que con las zorras como tú es imposible serlo.-le digo guiñándole un ojo y mostrándole mi mejor sonrisa. De repente se oye un estruendo en la cocina y todos se vuelven para mirarnos.
-No debiste de hacer eso.-le digo cogiéndola del cabello para ponerla a mi altura, ella chilla de dolor.
-Damon, suéltala ahora mismo.-me giro encontrándome con unos ojos vacios, sin vida.- Damon, ya y ven, tú también Uriel.
-Ya voy, Draco.-decimos Uriel y yo a la vez. Dejo a Alice en el piso y esta me dedica una mirada tipo: me las pagarás. Me giro y voy con Draco, ya cuando estoy en la salida, Draco se para y suelta un suspiro de resignación.
-Alice, no eres una niña, no me hagas castigarte como tal.
-Sí, amo.- Caminamos hasta llegar a las escaleras que están a la izquierda, subimos y justo al final de esta, nos encontramos con las puertas cerradas del despacho de Draco. Las abrimos y entramos. Hay alguien sentado en una silla, pero no le presto atención.
-Damon, tienes que hacer lo que sea para colarte en la academia.
-¿Para qué, Draco?
-Tengo un plan para capturar a la chica, solo asegúrate de traerla, como si tienes que matar a alguien.
-¿No crees que estarán alerta?
-Ellos jamás esperarán dos ataques seguidos.
-¿A qué te refieres?
-Hola, Damon, ¿te acuerdas de mí?-dice la persona que está en la silla, dándose la vuelta para mirarme con una sonrisa.