Capítulo 18.
Al final del capítulo hay una canción, si la queréis escuchar, ponedla cuando empieza la letra en cursiva, aunque la canción va para el momento después que no está descrito (la canción no tiene nada que ver con el comportamiento ni sentimientos de la protagonista, pero tiene ritmo y es la que necesitaba para el momento) PD: que este capítulo sea una mierda es vuestra culpa xD simplemente lo querían más largo así que me he tenido que buscar la vida para que sea de vuestro agrado :) El siguiente creo que va a ser mejor.
Bss
Daniel:
Estoy en mi habitación, intentando sacarme de la cabeza a mi hermano, pero simplemente no puedo. No me puedo creer lo que le hizo a la madre de Beatriz y no me puedo creer que sea así, aun con las evidencias delante de mis ojos me resulta totalmente imposible creérmelo. Salto de la cama cogiendo la almohada y estampándola contra la pared. Estoy harto, no puedo pensar en otra cosa y eso me desquicia.
Bajo las escaleras, y ciento que algo va mal, no sé el porqué pero lo sé, me acerco al despacho de “Él” y oigo voces. Toco y entro, cuando ya estoy en el interior me encuentro con Miriam, Stephan y Darío.
-Hola Daniel.-saluda este último, muevo la cabeza a modo de saludo y veo como los otros salen de la estancia con un bajo: hasta luego.
-¿Dónde está Beatriz?-se queda un rato pensando o buscándola.
-¡Mierda!-se levanta de la silla mientras da un fuerte golpe en la mesa.
-¿Qué pasa?
-No hay tiempo, solo coge un coche y persigue al coche que tiene a Beatriz.
-¿Qué?
-Daniel no estoy para juegos ahora, solo sálvala.-salgo de la estancia a toda prisa.
Alguien a capturado a Beatriz y solo espero que esa persona no sea Damon, no estoy preparado aun.
Beatriz:
Hace rato que me soltó dentro del vehículo, eso sí asegurándose de cerrar los seguros, aunque no se qué puede hacer una cosa tan insignificante contra mí. Solo no me tiro porque no tardaría en alcanzarme y la verdad es que no tengo ganas de cabrearlo. ¿Te digo un secreto? Tengo miedo.
Observo como conduce el coche con los ojos en la carretera. Su pelo rubio brilla a la luz del sol, el cual está desapareciendo en el horizonte. Sus ojos son como los del hermano, pero hay una diferencia, la maldad está reflejada en ellos. Es realmente guapo aunque es de esperarse, de alguien tenía que haber sacado esa virtud Daniel.
-¿Qué miras, pequeña?-sonríe un momento y separa la vista de la carretera.- ¿Te gusta lo que ves?
-Solo no entiendo cómo puedes ser así.-me paro y miro por la ventana, me están llevando lejos de mi hogar por segunda vez y eso duele.- ¿Por qué me alejas de todos ellos?
-Fácil, para matarte.
-Podrías matarme ya y dejar todo esto, solo hay una cosa que me importe y sé que él está bien así que, ¿qué tal si acabas con esto ya?
-No puedo, tengo que llevarte ante Draco.
-Ya, claro, tu solo eres un lacayo, lo olvidaba.
-Al menos soy más de lo que vas a ser tú.
-Cierto.-juego con mis manos, ya es que la verdad estoy algo harta de el juego de busca, captura y mata. Solo ha hecho que me sienta como una gran mierda.
-¿Así que estás enamorada?
-¿Acaso eso está en tu trabajo? ¿Saber la vida personal de quien vas a matar?
-No, no está en mi trabajo, pero no veo nada mejor que hacer.
-Simplemente pon música.-el mira la radio y niega.
-No me gusta.
-Pues te jodes.-enciendo el aparato y lo miro con odio al escuchar la canción que suena.
-¿No me has escuchado, niña?
-No me puedes hacer nada.
-¿Te parece poco matarte?
-Lo vas a hacer de todos modos así que ¿qué más da?-el asiente y deja la canción.
-Solo ésta.
-Supongo que será suficiente.
Empiezo a tararear la canción. Es de All time low, una canción con la cual me reí mucho en mi doce cumpleaños. Mi madre quería hacerme algo especial y que no estuviera triste el día de mi cumpleaños, así que no se le ocurrió otra cosa que llenar la habitación de globos de colorines, hacer mi tarta favorita y poner mi canción favorita.
“-¿Qué es todo esto?-pregunté yo con una extraña expresión de pánico en el rostro.
-Tu fiesta de cumpleaños.-contestó mi madre con una sonrisa en la cara.-Y no me digas que no te gusta porque los globos no se han llenado solos.-puse los ojos en blanco y me acerqué al sillón.
-No sé por qué haces todo esto.
-Eso tiene una respuesta muy sencilla, no quiero que mi niña esté sola y triste el día de su cumpleaños.
-¿Acaso no lo estoy siempre?
-Cariño, es tu cumpleaños, disfrútalo, no tienes que preocuparte por los mayores.-se paro, se arrodilló, delante de mí y me miró a los ojos.-Y mucho menos tienes que estar así por mí culpa. Beatriz, hace tiempo que tu padre se fue, si lo quiso así ¿Qué otra cosa podemos hacer? Mira, sé que te sientes responsable de mí, sé que piensas que todo es culpa tuya, pero no entiendo la razón de tu comportamiento ni la razón de que pienses que es tu error.
-Mamá, él se fue el día que yo nací, seguro que a ti sí que te quería, pero al ver que yo me metía en el camino se fue. Es mi culpa, fui yo quien os separo y simplemente soy así porque no merezco ser feliz, te quite a la persona que más aprecias. Te quité tu felicidad.
-¡Niña estúpida! ¡Como se te ocurre si quiera pensar que tú padre se fue por ti!-las lágrimas empezaron a caer por su rostro del mismo modo en el que empezaron a caer por el mío.-Escucha esto bien, tu padre se fue por mí ¿lo entiendes? No fue por ti, Beatriz, y no me quitaste nada, solo me regalaste la felicidad. Si no fuera por ti estaría sola.
-Lo siento.
-No tienes que pedirme perdón, solo disfruta de tu día, te lo ruego.-asentí despacio y me levanté del sillón.
-¿Hay palomitas?
-En el mueble.-dijo secándose las lágrimas y dedicándome una sonrisa.”
Después de ese pequeño incidente mi madre y yo empezamos a saltar por toda la casa mientras las palomitas y los globos volaban por el lugar. La canción que sé escuchaba mientras disfrutábamos del momento era la misma que suena en el coche en este momento y la cual me hace llorar, Damon se para a un lado de la carretera y me alza el rostro.
-¿Eres estúpida?
-No, soy una niña huérfana de madre que llora por su ausencia.
-Mira, voy a decir esto una sola vez.-se para, pasando un largo rato mirando mis ojos.
-¿Qué?
-Lo…-suspira.-siento.
-¡¿Qué?!
-Dije que solo lo iba a decir una vez.-abre la gaveta y saca un paquete de Kleenex, saca uno y con sumo cuidado me limpia la cara.- ¿De verdad lloras por eso?
-Sí, y porque voy a morir, y por la canción, y porque no me pude despedir ni de mi padre ni de Daniel, y porque no voy a ser capaz de conocer a la mitad de la gente que está en esa estúpida academia y porque….
-¡Para!
-Has sido tú quien ha preguntado.
-Lo sé, y me estoy arrepintiendo.-entonces un coche negro se aparca detrás de nosotros y de su interior sale alguien que no consigo ver.-Mierda, ahora me arrepiento el doble.
Alguien toca en la ventanilla haciendo que me sobresalte en mi asiento.