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lunes, 23 de abril de 2012

Sin corazón. Capítulo 22.


Capítulo 22.
Beatriz:

Sus palabras resuenan en mi cabeza, su precedencia me aterra, solo quiero salir de aquí. ¿Quién demonios me mando a enfadarlo? Mi orgullo, supongo. Mira que a veces es inoportuno. Mi cuerpo tiembla y ni las manos ni las piernas me responden. No puedo hacer nada, solo esperar mi fin.
Un gemido sale de mi boca, tengo miedo, mucho miedo, Damon sonríe, haciendo que un escalofrío recorra mi espalda. De un parpadeo se posiciona encima de mí y me hace gritar por el susto, pero me tapa la boca con la mano.
-No grites.-susurra.-Y escúchame.-coloca sus piernas a mis costados y se concentra en algo que no consigo descifrar, su mente está protegida por un fuerte hechizo, el cual no puedo derribar. Después de estar varios segundo mirando la nada se acerca a mi oído lentamente.-Te juro que no te voy a hacer nada, solo te pido algo, delante de la gente respétame o al menos no me contestes. No quiero hacerte daño, solo estoy aquí porque quiero proteger a mi hermano.-esas palabras me confunden, no entiendo nada y aunque en cualquier otro momento hubiera dudado de él, ahora no lo hago, sus palabras, por primera vez están llenas de amor y cariño. Del Damon que conocí no hay absolutamente nada.-Lo siento, de verdad, por todo.- lo quito de encima de mí y me pongo a dar vueltas por la habitación.
-¿No dijiste en el coche que no volverías a decir esas palabras?
-Sí, pero es que estaba nervioso, fue la primera vez que dije esas palabras en mi vida, aunque me voy a tener que acostumbrar, le tengo que pedir perdón a muchas personas.
-No entiendo nada.
-Beatriz, yo no quería matar a tu madre, yo no quería secuestrarte, yo no quería hacer nada de lo que estoy haciendo.-se para y me mira a los ojos, la tristeza en estos es perceptible.-Cuando era pequeño me tuve que ir con Draco para salvar a mi hermano, por eso creo que Daniel tiene cierta debilidad conmigo, porque gracias a mi está vivo.-se para, levantándose de la cama y acercándose a la puerta, se concentra durante unos segundos y crea una capa insonora para que nadie pueda escuchar nuestra conversación, solo yo, que estoy dentro de esta burbuja, la puedo sentir.-Tenía 8 años cuando Draco apareció en mi casa con Goliat, el tipo que nos intercepto en la carretera.-aclaro, ya que yo no tenía ni idea de quién era Goliat.- Vinieron en busca un arma, el "Morte ad eos cor"-con mi poco conocimiento del latín, pude entender esas palabras: "Muerte al Sin corazón".-Es la único arma capaz de mataros, hace que vuestro corazón vuelva a latir, haciendo que la tan potente magia que poseéis, os consuma.-me mira.-Yo le entregué una falsa, aunque eso no lo supe hasta el otro día, cuando observaba a mi hermano desde una ventana y vi la verdadera bola.-sus ojos estaban ausentes, con un brillo extraño.-Yo solo le di un mensaje en clave a mi hermano, el cual al pasarlo a su mente se traducía, yo no sabía nada, seguramente mi madre lo tenía todo planeado, yo sabía el conjuro letal y sería yo quien acabará en manos de Draco.-se sienta en el piso y cruza las piernas.-Draco solo me llevo para sacarme "las palabras mágicas" y después de eso tenía intención de aniquilarme, pero algo en mí, supongo que mi supuesta maldad, lo hizo cambiar de parecer.-traga saliva al recordar algo.-Me torturo durante años para que me olvidará de mi hermano, para que lo odiara, incluso llegó a utilizar un conjuro que me convierte en un títere, utilizando un antiguo hechizo, el “iustitia peccatorum”, pero ni eso consiguió que me olvidará de mi hermano, el recuerdo de él nunca se esfumó, es mi hermano, joder, nunca lo olvidaría, pero Draco no lo entiende, lo único que tiene dentro de él es maldad.-me mira y ve que mis ojos están abiertos como platos.-Después de muchos años sin que se enterara de lo que hay en mi corazón, me pillo observando a mi hermano con una sonrisa tierna en la cara, ¿cómo no sonreír cuando mi hermano se había enamorado?-se ríe.-El problema es que se enfadó muchísimo y reforzó ese estúpido hechizo, funciono durante un tiempo, hasta que encontré un sentimiento más fuerte que él de obedecer a mi “Amo”, ya no solo es por el amor a mi hermano, sino por el amor a otra persona.
-¡¿Ya no eres malo?!-grito, de todo el repertorio que me ha echado con lo único que me he quedado es con eso y con lo del conjuro. Él niega con la cabeza, suelto un suspiro de alivio.-¿No me vas a hacer daño?-vuelve a negar con una sonrisa divertida que se le acaba de aparecer en el rostro.
-Pero te pido que no me desafíes sino me harán torturarte delante de todo el mundo y eso no lo podré arreglar.-yo asiento y me pongo enfrente de él, mirándole directamente a los ojos y el me aguanta la mirada. Seguramente esto hace unas semanas no lo podría haber hecho ni de broma. Me hubiera sentido expuesta. Desnuda. Ya no me siento así, ya sé que es algo normal.
-Lo intentaré.-sonrío sinceramente y le doy un abrazo, no es propio de mi, para nada, pero me tranquilaza saber que no voy a sufrir antes de morir.
-¿Y esto por qué?
-Por ser bueno.-me separo y me vuelvo a sentar, mirando a la ventana.-Al menos así no voy a sufrir tanto antes de mi muerte.
-No vas a morir, jamás lo voy a permitir.-desvío la mirada de la ventana, me resulta raro su comportamiento, normalmente es arisco, malvado, supongo que después de mucho tiempo está mostrándose tal y como realmente es.

Arthur:

Oigo que la puerta se abre, pero sigo a lo mío, en estos momentos no me importa la gente de mí alrededor, solo me importa ella. Busco por entre los libros lo que necesito, ya que no sé dónde buscar. Cuando era pequeño me leí todo y cada uno de los libros de magia que hay en esta especie de cueva, y la verdad, no recuerdo haber encontrado en ninguno de ellos lo que necesitamos para vencer a Draco.
-¿Buscas algo?-me giro encontrándome con mis ojos. Mi corazón bombea sangre a gran velocidad y creo que se me va a salir del pecho.
-¿Qué haces aquí?
-Te he estado siguiendo.
-No deberías de hacer eso.-digo desesperado, ella no debería de estar aquí, esto es un secreto.- Katherine.-suspiro, estoy en shock no sé qué hacer, me cuesta verla ahí. Me dejo caer hasta el piso, es agobiante tener que ocultarle algo a tu propia hermana.-No has respondido a mi pregunta: ¿Qué haces aquí?
-Investigar, todos me ocultan cosas y no es justo.-hace un puchero, haciendo que me enternezca.- ¿Qué hacéis aquí? ¿Qué son todos estos libros?
-No es nada, sal de aquí antes de que alguien te vea y tengas problemas.
-No quiero.-danza por la habitación como una niña pequeña y coge un libro, luego me mira con una sonrisa maliciosa.-Magia negra.-me acerco a ella rápidamente y le arrebato el libro.- ¿No quieres compartir?
-Esto no es mío, Kate.
-Pero tienes acceso a ello, siempre te han tratado mejor a ti que a mí.-se para y pasa por detrás de mí.-Confían en ti.
-Me lo he ganado.
-¿Por qué?
-Por mi lealtad, nunca los he defraudado.
-Yo tampoco.
-Te saltas algunas reglas.
-Soy libre, no me pueden mandar.-me giro mirando a sus ojos y me sonríe.
-No me mires así.
-¿Cómo?
-Como si quisieras hacerme algo.-ella suelta una carcajada y un escalofrió me recorre, por primera vez en mi vida veo lo que los demás ven en ella. Maldad.
No veo sus intenciones hasta que de un solo movimiento me tiene inmóvil en el suelo con una mano aprisionando mi garganta.
-¿Y si eso es lo que quiero hermanito?
-Kate, suéltame.-sus ojos me miran con odio.
-Jamás, por fin  puedo matarte sin que nadie se entere.
-¿Qué demonios te pasa? ¿Qué haces?
-¡TE ODIO! SIEMPRE ERES TÚ, TÚ Y TÚ.-utiliza más fuerza entorno a mi cuello y noto como me voy quedando sin aire.-ERES ODIOSO, SOLO QUIERO LIBRARME DE TI, MATARTE CON MIS PROPIAS MANOS.
-Ka-ka-te…
-SUPLICA, SUPLICA POR TU VIDA.
-No puedo…-me ahogo y siento que voy a morir ahí mismo, mi pulmones arden, reclaman oxigeno.
-¿NO PIENSAS SUPLICAR?-no le contesto, no puedo, me estoy muriendo lenta y dolorosamente, que acabe ya. Simplemente no puedo aguantar el dolo que me produce ver a mi hermana asfixiándome con sus propias manos.-No dices nada…-intento apartar sus mano, pero me resulta imposible, está usando magia y en estos momentos no tengo fuerza para detenerla.-MUERE.-esas palabras son las últimas que oigo ya que pierdo el conocimiento

lunes, 16 de abril de 2012

Sin corazón. Capítulo 21.

Capítulo 21.

Aquí el capítulo de la semana, espero que os guste :D poned play cuando empiece el recuerdo de Daniel, no sé si la canción dice exactamente lo que quiero, pero dice que lo que no te mata te hace fuerte y yo creo que va bien con lo que a él le pasó.
Bss

Uriel:
Llevo rato buscándola, pero supongo que está demasiado cabreada. Sé cuánto le duele que le hagamos esas cosas a los demás, pero es nuestro trabajo, lo que hemos elegido. O al menos lo que he elegido yo. Soy egoísta con ella y no la dejo ir al lugar donde realmente pertenece, pero no puedo apartarla de mí. Ella es mi todo, la persona que me hace sentir completo y no podría vivir sin que ella estuviera a mi lado.
Una opción es irme con ella, pero si lo hiciera, Draco la torturaría y la mataría delante de mí y después acabaría con mi vida. Y eso, no lo puedo permitir, a ella no le puede pasar nada, tengo que protegerla por encima de todo.
-No te enfades.-digo cuando la encuentro. Está en su lugar favorito. En una casita de madera que hizo una vez, cuando éramos pequeños, mi padre en una árbol. Cada vez que quiere pensar o estar lejos de las personas viene aquí, donde yo le di nuestro primer beso, declarando de este modo mis sentimientos hacia ella.
-Vete, quiero estar sola.-ni siquiera levanta la cabeza cuando subo por los trozos de madera que están pegados al árbol, los cuales sirven como escaleras. Ella está en la esquina más apartada del lugar, abrazándose las piernas y llorando.
Miro a mi alrededor, hace varios años que no paso por ese lugar, ni ella, ni yo. Todo está lleno de telarañas y polvo. Las paredes de madera están desgastadas, llenas de agujeros, la pintura blanca se cae a pedazos, dejando a la vista el verdadero color de la madera. No hay nada ahí, solo un gran baúl donde guardamos, fotos, juguetes y recuerdos.
 Me acerco a ella con paso vacilante, sé que su humor no es bueno y por esa misma razón quiero mantenerla en mis brazos mientras las lágrimas de odio, frustración, impotencia y dolor caen.
-No me voy.
-Pues me voy yo.-dice sorbiendo la nariz y levantándose, dándose un fuerte golpe en la cabeza al hacer este acto porque seguramente se ha olvidado de que ha crecido desde la última vez que estuvo ahí.
-No te vayas… Quédate, quiero hablar contigo.-me acerco a ella, acurrucándola en mis brazos y masajeándole la zona dañada.-Realmente eres tonta.- digo con tono cariñoso, ella se aparta y me mira a los ojos, los cuales están llenos de lágrimas.
-Y tú gilipollas…-contesta ella a mi insulto con una sonrisa.
-Sofía, lo siento, yo no quería hacerle daño, pero es mi trabajo, no puedo hacer nada.-le digo en un susurro después de un rato, ella me mira perpleja y se aleja de un empujón.
-¡No! Siempre es lo mismo Uriel, siempre dices, es mi trabajo, es mi trabajo, ¿pero sabes que? Te quiero con todo mí ser, pero estoy harta de todo esto. Yo no soy mala, no quiero ver sufrir a gente inocente y Beatriz lo es. Me voy.
-¿Qué dices? ¿A dónde te vas?
-De momento a ninguna parte, primero tengo que ayudar a alguien.
-Sofía no te vayas, si te vas no te voy a poder cuidar de Draco.
-¡TODAVÍA NO ME VOY!-grita ella.-Pero me iré, primero salvaré a Beatriz.
-Va a notar tu jugada.
-Si realmente respeta las mentes como dice, no lo notará.
-¿Y si se lo digo yo?-pregunto desesperado. Ella se enfada y me da la espalda, intentando tranquilizarse. Sé que lo que he dicho está mal, pero no dejar que se vaya, no puedo dejar que se vaya.
-Uriel.-dice con tono frío, haciendo que un escalofrío me recorra todo el cuerpo.- ¿Qué pretendes? ¿No dices siempre que me quieres y qué harías cualquier cosa por mí?
-Claro que haría cualquier cosa por ti, sabes que nunca miento, pero eso no puede pasar, es algo superior a mí.-se sienta en el piso, en la misma posición en que me la encontré.
-¿Sabes? Nunca he sentido que este sea mi sitio.-se para, secándose las lágrimas de los ojos.-Si, mi familia y tú estáis aquí, pero yo quiero estar en otro lugar. Nunca me había planteado irme, pero cuando la vi a ella, supe que esto no está bien. Sus ojos me mostraban una gran tristeza y me sentí tan culpable que solo quise abrazarla.-vuelve a pararse, se nota agobiada y sé que esas palabras le duelen.-Si quieres mi felicidad déjame salvarla, ayúdame. Por favor, Uriel, necesito…
-Deja de suplicar.-mi voz sale como ácido. Mi tono hace que se estremezca ya que nunca lo utilizo con ella, si no con mis adversarios.-No te voy a delatar, pero tampoco te voy a cuidar, a partir de ahora no eres nada para mi, más que mi enemiga.-me giro y noto que una lágrima me baja por la mejilla, sintiendo que en ese mismo momento mi corazón se está partiendo en mil pedazos. Ya no seré más el Uriel que era con ella, esa parte de mi se va con ella, a partir de ahora soy un monstruo de combate, alguien sin sentimientos.-Y que te quede claro que no te delato por los momentos que he pasado contigo, pero como te pongas en mi camino te mataré sin contemplaciones.-los sollozos se paran por un momento y luego vuelven con más ferocidad.-Siempre seré tuyo.-digo en un susurro, ya que si me tuviera que enfrentar a ella la dejaría ganar, jamás le haría daño.-Te quiero.
Daniel:
Vuelo hasta mi habitación, donde está el arma, lo que hará que Draco desaparezca de una vez por todas, entro en la estancia, cerrando la puerta tras de mí y voy en busca del objeto que nos hará vivir en paz a todos. De mi mesilla de noche, saco un trapo de terciopelo rojo que protege algo redondo y pesado. Dejo con cuidado lo que tengo en las manos encima de la cama y cojo dos de las esquinas para descubrir lo que hay dentro. La bola de cristal brilla con la poca luz que entra por la ventana, haciendo que en la pared se reflejen los colores del arcoíris. Es sencilla pero preciosa y al verla puedo recordar el  día en que mi madre me la entrego.
“Era de noche y estaba en mi cama, con Damon al lado, este me tenía entre sus brazos ya que los truenos que sonaban fuera hacían que temblara con mucha intensidad.
-Ya paso, hermanito, solo son truenos.
-Lo sé, pero siento que algo malo va a pasar.-miro a los ojos de mi hermano mayor que me mira con ternura.-Los truenos son malos y traen el mal.
-¿De dónde sacaste eso?
-Solo escucha su ruido.-me paré justo en el momento en el que un rayo, seguido  de un trueno aparecieron por la ventana.-Ese sonido no puede ser de nada bueno.
-Déjalo ya, solo son cosas de la naturaleza, no le tengas miedo.-suspiré intentando calmarme.-Además si pasará algo, yo siempre te protegería, eres mi hermanito.-su tono era cálido y sincero y eso hizo que me tranquilizará.
-Eso es verdad, tú me quieres y siempre me protegerás.-digo en un susurró ininteligible.
-Claro, Daniel, siempre, ahora duerme.-dijo muy tranquilo, pero justo cuando iba a caer en los brazos de Morfeo, un grito nos levanto a los dos de la cama de un salto, mi madre abrió la puerta con desesperación.
-¡Llévate a tu hermano de aquí ya!
-¿Qué pasa mamá?
-Draco.-con ese nombre mi hermano se levanta de un salto, llevándome a mí con él.-Llevaos esto y cuidarlo con vuestra vida.-Damon lo meció en sus manos y salió corriendo al pasillo, pero cuando estuvimos fuera, una imagen devastadora hizo que gritará con todas mis fuerzas. Mi madre salió de la nada poniendo una barrera entre Draco y nosotros.-No los tocarás, primero me tendrás que matar.
-No habría necesidad de esto si nos dieras lo que venimos a buscar.-un hombre alto, sin pelo, con los ojos sin vida y con unas ojeras rojas nos mira con odio.
-¡JAMÁS!
-Como quieras. Goliat, puedes seguir.-de detrás de ese ser, un niño no mucho mayor de lo que yo era salió y de un solo movimiento, hizo que los ojos de mi madre salieran, dejando el un hueco por el cual salía sangre a borbotones.-Ahora niños denme lo que tenéis ahí.-Damon se acercó, entregándole el objeto con el que nuestra madre con tanto ahínco había cuidado.- ¿Sabes cómo se utiliza pequeño?-Damon asintió y en horrible ser sonrió.-Pues nos lo tendrás que contar…-mira a Goliat.-Y luego te podrás divertir con él.-El chico de pelo casi blanco sonríe y me mira.
-¿Y él?
-¡A él déjenlo!
-De acuerdo, si te portas bien, no vendremos a por él.-Damon me miró por última vez con dolor y furia dentro de su ser.
“Mira debajo de la cama.”
Después de escuchar las palabras de mi hermano por última vez y haber sentido bien lejos la presencia de ellos, me agache debajo de la cama, encontrándome con una bola de crista con una inscripción en la parte baja:
Morte ad eos cor
Después de eso, me pase horas abrazado a la bola hasta que alguien apareció por la puerta.”

jueves, 12 de abril de 2012

Sin corazón. Capítulo 20.

Capítulo 20.

Holaa, no me matéis por favor, de verdad siento haber tardado en subir, estaba muy ajetreada en serio... Aparte de disculparme, quiero dedicarle el capítulo a dos personas: Laura, que sin ella podría haber muerto si no me hubiera ayudado y Andrea, que aunque llegue un poco tarde te doy este capítulo como regalo (te lo quería poner el día de tu cumple pero...) Bueno espero que les guste y dejéis un comen por favor, que aunque no he contestado a los anteriores los he leído y en cuanto pueda los contesto.
Bss

Arthur:
Abro los ojos, siento que todo a mí alrededor da vueltas y tengo un fuerte dolor en la parte trasera de la cabeza. Me levanto con dificultad, cayendo de sin poder evitarlo. Miro en todas direcciones y me doy cuenta de que estoy en el bosque, entonces lo recuerdo todo de golpe.
-¡Beatriz!-llamo preocupado. ¿Cómo pude ser tan estúpido? Si no hubiera estado preocupado confesándole mis sentimientos, en estos momentos ella estaría a salvo, aquí, a mi lado. Me levanto del piso, esta vez tengo suerte y no vuelvo a caer. Hecho a correr mientras grito su nombre, aunque sé que ella no va a contestar lo tengo que intentar. "Puede que esté jugando al escondite..." pienso pero en seguida me doy cuenta de lo idiota soy por el solo hecho de que ese pensamiento haya pasado por mi mente. Salgo corriendo en dirección al imponente edificio de piedra. Y casi caigo de rodillas al comprobar lo que me sospechaba. Darío esta delante de mí, gritando y tirando al piso todo lo que se le pone delante.
-No está…
-¡ESTA ME LA PAGAS, DRACO!-grita enfurecido. Pongo mis manos en mis mejillas y siento que unas gotitas rozan mi piel.
-¡Fue culpa mía!-un chillido sale de mi garganta sin mi permiso. Beatriz, mi niña, la persona que más quiero en este jodido mundo está en peligro, solo quiero levantarme y salir de ese lugar para ir en su rescate, y para luego abrazarla con fuerza, pero no. Me tengo que quedar ahí. Sin hacer nada. Sin ella. Muriendo poco a poco por dentro porque no puedo ver cómo está.-Lo siento, lo siento tanto. Si no hubiera sido tan…
-¡DÉJA DE LAMENTARTE Y LEVANTATE DE AHÍ!-la sangre se me hiela, jamás lo había visto así, su vos es tan potente… Solo con verlo sé lo que sufre, su niña a la cual no recupero hace más de un par de semanas, ha desaparecido, solo dejando un inmenso vacío en todas y cada una de las personas que la llegaron a conocer en ese pequeño tiempo.
-No le van a hacer daño.-una vos conocida se escucho a mis espaldas, la mano de mi mejor amigo y también mayor rival se posa en mi mano.-Draco quiere matarte primero a ti, no le hará nada de momento.
-Lo sé, pero la tiene a ella y, no sé que es capaz de hacer, como le haga algo, la más mínima cosa, deseará no haber nacido nunca.
-Señor, creo que deberíamos de sacar las armas, deberíamos prepararlos a todos. La batalla empieza.
-Sácala.-luego me mira, agachándose y mirándome a los ojos.-Arthur, sabes lo que tienes que hacer.-yo solo asiento, sabiendo a la perfección cual es mi función en este momento.
Beatriz:
Llevamos varias horas en el coche, Damon no me habla, solo mira al frente, creo que ni siquiera presta atención a lo que está haciendo, se mueve por instinto. De repente gira a la derecha y una verja negra se extiende al rededor, informándome de que hemos llegado a mi fin y lo único que puedo hacer es mirar con rabia y dolor las puertas de hierro que se cierran detrás de mí.
Miro a Damon que por fin para el auto delante de la entrada, una mansión blanca se alza delante de mis ojos, es preciosa, pero al mismo tiempo aterradora. Una chica de pelo castaño, ojos grises con reflejos de colores verdes y blancos, baja las escaleras, mirándome con una sonrisa. Parece inofensiva, pero como muy bien sé yo, las apariencias engañan.
-Hola.-dice con una sonrisa mientras me abre la puerta.-Soy Sofía.-me extiende una mano, esperando a que la estreche.
-Yo Beatriz.-miro su mano y luego a ella, no pienso estrechar la mano de esa tipa que lo único que quiere es quitarme mi poder.
-Lo sé, es difícil no saber quién eres.-contesta retirando su mano, noto que no le da mucha importancia, supongo que sabe que es normal.
-Sofía, deja de molestar.
-Damon, cállate, solo intento ser amable.
-Es una prisionera, la vamos a matar.-Sofía le echo una mirada fulminante, acercándose a él y dándole un fuerte golpe en la cabeza, luego como si no hubiera hecho nada, se aleja y me coge de la mano tirando por ella, me mira a los ojos dándome una mirada de disculpa, luego se gira, abriendo la puerta negra. Yo solo miro su pelo castaño, y no lo entiendo ¿por qué es tan simpática? Supuestamente los malos, son eso, malos, que no sienten nada y que les encanta hacer daño sin tener un poco de compasión.
-¿Por qué eres así?-pregunto sin poder contenerme.
-¿Cómo?
-¿Buena?-ella solo sonríe.
-¿Sabes? Estar con Draco no significa que sea mala ni nada, solo estoy aquí porque mis padres están aquí. ¿Tú no estarías con tu familia aun sabiendo que lo que hacen está mal? Yo sí, no creo que jamás los dejara, lo son todo para mí, y además la persona que más quiero está bien en este lugar.- se para y mira a U... no sé qué, el que me había encontrado al lado de la fuente, con mi madre.-Sé que no tienen por qué matarte, me parece cruel, estúpido e inhumano, pero no puedo hacer nada, yo... no podría vivir sin él.-dice señalando al chico de ojos grises.
-Hola cariño.-dice el chico con una sonrisa de idiota enamorado. Se nota que realmente la quiere, y siento envidia. Ella, que es una simple chica, es capaz de que un sádico como ese "ser" sea romántico, cariñoso y simpático.
-Hola.-él la abraza por la espalda y se dan un pequeño beso en los labios.-Beatriz, este es Uriel.
-Ya hemos tenido el placer de conocernos.-dice Uriel con una falsa sonrisa, (creo que esta vez no se me olvida el nombre, o al menos eso espero).
-No sé si esa palabra es la adecuada.-Sofía me mira sin entender y Uriel me echa una mirada asesina.
-¿Que le hiciste?-dice ella alarmada y desasiéndose del agarre de su novio.
-Nada.
-Uriel, no me mientas, sabes que lo odio.-su mirada pasa de él a mí, de mí a él y viceversa.
-Tuve que hacer algo que me pidió Draco.
-¡¿No tenéis suficiente con matar a su madre?! ¡Estoy harta de esta situación!-grita indignada.
-Cariño, tranquilízate.
-Ni cariño ni ostias, déjame en paz.
-Sofía no dramatices, ni siquiera la conoces, es una Sin corazón, nuestra enemiga.-Damon aparece por la puerta y se acerca a nosotros.
-Damon, Draco también es un Sin corazón. No son nuestros enemigos, ella solo es alguien que apareció en esto sin más, igual que nosotros, no tiene la culpa y es la que más sufre.
-Si es enemiga de Draco es nuestra enemiga y no discutas más.-ella se dio la vuelta echándose a correr mientras algunas lágrimas salen de sus ojos. Solo ha cruzado un par de palabras conmigo, pero ya me cae bien. Me da pena, Uriel no se la merece.
-Gracias, Damon, ahora no me va a hablar por días.
-Es tu problema, no el mío.-me mira.-Pero tú, señorita, si que eres mi problema, ven.-lo miro atónita, sin moverme, empieza a subir las escaleras y cuando se da cuenta de que no las subo detrás de él se para.-Ven.
-No quiero.
-No me hagas bajar a por ti, te aseguro que como no vengas te vas a arrepentir.
-¿Me estás amenazando?
-Sí, no sé ni para que lo preguntas.-se para y baja un par de escalones de un salto.-Ven.
-No.
-¡Beatriz! Yo no soy como mi hermano, yo no voy a dudar en hacerte daño.
-Ya sé que no eres como tu hermano, él es mil veces mejor que tú.
-Beatriz, ven.
-No, no sigas, no me voy a mover de aquí.-la expresión de Damon cambia de repente, haciendo que los pelos se me pongan de punta. Da miedo.
-Ahora verás que conmigo no se juega.-de otro salto se pone a mi lado, y sin ninguna delicadeza me agarra por las muñecas y tira de mí escaleras arriba.
-¡Suéltame! Me haces daño...
-¿Te crees que me importa?
-¡Socorro!
-¿Eres idiota? Aquí nadie te va a ayudar, todos me respetan, incluso Draco me trata bien, solo tú, niña estúpida, me ha desafiado de esta manera, me las vas a pagar, vas a sufrir...-sonríe y entra en una habitación, tirándome en una cama.-Empieza el juego.

lunes, 2 de abril de 2012

Sin corazón. Capítulo 19.

Capítulo 19.

Holaaaa!!!! Jejejeje siento haber tardado en subir capítulo hoy (me fui a la playita, lo malo que después empezó a llover :( ) Os dejo el cap de hoy que espero que os guste, es algo ¿intenso? desde mi punto de vista sip. Por favor dejadme un comentario, al menos con un me gusta o algo! No sabéis lo feliz que me hace ver vuestra opinión, por cierto, tengo un fic (para quienes no sepáis que es, es una historia sobre famosos, que una de las protagonistas soy yo, aunque no tenga mi nombre, y es como me suelo comportar a diario, no os asustéis y echad un vistazo, os reiréis bastante) Solo tiene dos caps y subo los Miércoleshttp://elamoresimpredecible.metroblog.com/    Bss y que tengáis una buena semana santa!

Damon:
Me giro, encontrándome con la única persona que puede hacer que todos mis pelos se pongan de punta. Abro la puerta saliendo del vehículo, cierro el coche con llave y empujo un poco al sujeto que tengo delante de mí. Es mucho más alto que yo, su pelo es incluso más rubio que el mío, casi blanco, sus ojos están tapados con unas gafas de sol negras que sobresaltan demasiado en su piel como la nieve, sus labios son finos y rosados, su mandíbula cuadrada. Su cuerpo es el doble que el mío y su belleza corta el aliento.  Esta vestido con una camiseta negra, una cazadora del mismo color que la camiseta, es de cuero que le llega hasta las rodillas, esta prenda tiene varias cadenas de hierro, también lleva un vaquero negro con una botas como las de la chica que tengo atrapada. Sus manos están cubiertas con unos guantes que dejan los dedos al descubierto, prenda que usa para no hacerse demasiado daño en los nudillos. Se quita las gafas, mirándome directamente a los ojos, haciendo que desvíe la mirada. Sus enormes ojos rojos me hielan la sangre. Él es el único ser que me hace temblar.
-¿Qué haces aquí parado?-su voz es tan grave que hace que quiera taparme los oídos y salir corriendo de ahí.- Tu hermano viene de camino, he sentido su poder.
-Solo quería hablar un momento con la muchacha.
-Ya hablaras y harás lo que quieras con ella cuando la lleves a la mansión.-asiento sin saber que decir.- ¿Estás preparado para enfrentarte a él?
-No, aun no.
-Pues sal de aquí ya, yo me encargaré.
-¿Qué harás?
-¿Todavía te preocupas por él?
-No, hace tiempo que él no me importa, solo quiero saber que harás.
-No lo voy a matar, eso te lo voy a dejar a ti, seguro que lo estás deseando.
-Sí.-me doy la vuelta y me monto en el coche, Beatriz me observa con una mirada cargada de preguntas, arranco el vehículo y miro a la carretera apretando fuertemente el volante. Odio la vida que me ha tocado. Odio en lo que me ha convertido Draco, pero sobretodo odio tener que matar a mi hermano.

Daniel:
Miro la carretera que esta vacía y al ver a un hombre totalmente vestido de negro parado en medio de la carretera, freno y me bajo, maldiciendo a todo lo que se me cruza por la cabeza al reconocer al tipo de dos metros que está ahí plantado.
-Daniel.-es lo primero que dice y siento una horrible sensación de miedo al escuchar mi nombre en su boca.
-Goliat.
-Te acuerdas de mí.
-¿Cómo no? Fuiste el primero en plantarle cara a Darío y el causante de la muerte de mis padres.
-No me te lo tomes como algo personal, fue solo una orden, y sabes bien que siempre acato las ordenes de Draco.
-Sí, lo sé, eres su perrito faldero.
-Me hace gracia que utilices ese término conmigo.
-Mejor déjate de juegos y quítate de en medio o empieza con la función.
-¿Tantas ganas tienes de que te machaque, muchacho?
-Desde la última que nos vimos he mejorado bastante.
-No me extraña, la última vez que nos vimos aun llevabas pañales.-sonríe.
-Solo me llevas dos años, no lo olvides, en esa época tú estabas dejando el biberón.-una estridente carcajada interrumpe la paz de ese lugar, haciendo que varios pájaros asustados alcen el vuelo.
-Cierto.-me mira de arriba abajo.-¿De verdad quieres seguir con esto? ¿No es mejor que te vayas ahora que puedes?
-Os habéis llevado a Beatriz, no me voy a ir sin intentarlo, además, aun no es mi hora, no me vas a matar si sabes lo que te conviene.
-En eso último tienes razón, no te puedo matar, pero si puedo hacerte mucho daño.-prepara los puños y me mira.-Vas a desear no haber nacido.
-No estés tan seguro de eso.-salta sobre mí, pero yo me muevo más rápido que él y hago que se estrelle contra el piso. Él me mira a la cara y sonríe y entonces me doy cuenta de que era eso lo que quería. Me agarra de la mano y me estampa contra el piso, utilizando un conjuro para aumentar su peso, cuando me doy cuenta de eso, yo utilizo otro hechizo para fortalecerme y no hacerme demasiado daño. Noto que el asfalto debajo de mi cruje, un gran ruido a mi alrededor hace que empuje fuertemente a Goliat para quitármelo de encima y no hacer un gran agujero en mitad de la carretera.
Pasamos varias horas así, sin que ninguno de los dos deje de atacar al otro. Solo me está entreteniendo y lo sé, ya que una pelea seria con él, no dura ni cinco minutos ya que su poder, aunque incompleto por haberle dado parte de el a Draco, es increíble. Nadie, estoy seguro de eso, ni Draco, se jugaría el pellejo en una pelea con él.
-¿Quieres dejar de hacer eso?-dijo parando a coger aire. Me despojo de mi camisa ya que el calor me abruma. Hace tiempo que Goliat se quito las piezas de ropa de arriba.
-¿El qué?
-Sabes a lo que me refiero. Si quisieras ya estaría inconsciente en el piso.
-Me alegra que pienses que tengo tanto poder.
-No solo lo pienso, es la verdad. ¿Qué quieres?
-¿Entretenerte, no es obvio?
-No solo es eso, Damon ya debe de estar en la mansión con Beatriz.
-¿Sabías que había sido tu hermano?
-Aparte de ti, Damon es la persona en la que más confía Draco.
-¿No te jode que tú hermano se lleve a la chica?
-Como no es en el sentido amoroso no.
-¿Te gusta esa “la hija del jefe”?
-Es mi novia, ¿qué poco sabéis de lo que pasa en la academia, no?
-Pobrecito, se va a quedar sin su ¿primer amor?
-Goliat, deja de intentar calentarme, no vas a tener un combate más emocionante, esto se acabo aquí.
-Tenía que intentarlo.
-Tú siempre tan hipócrita.
-Ahora en serio, ¿no te molesta que vayamos a matar a tu novia?
-No la vais a matar todavía.-realmente toda esta conversación hace que me quiera matar. ¿Simplemente no podría haber sido Beatriz otra chica? No es que me molesta quien es, si no que la quieran matar por el poder de su familia.
-Eso tu no lo sabes.
-Sí, sí que lo sé, la queréis usar de cebo.
-Tu inteligencia me abruma jovencito.-levanto una ceja, me estoy poniendo de los nervios.-Pero quien te dice que no la vamos a torturar o…-unas imágenes de Beatriz desnuda en una cama mientras Goliat y Damon juegan con ella hacen que salte sobre él. La ira por fin se adueña de mí, no solo porque ese engendro que tengo delante de mí no dudaría ni cinco segundos en hacer a Beatriz suya, sino que ya no lo aguanto más. Mi pose indiferente se quiebra, haciéndome desear ver a Goliat desangrado en el suelo. No podría vivir sin Beatriz, es algo en lo que he intentado no pensar, he intentado con todas mis fuerzas no imaginar una vida sin Beatriz, porque simplemente no seguiría viviendo sin ella.
Le doy con todas mis fuerzas en la cara a Goliat, rompiéndole el labio y haciendo que lágrimas de frustración y furia caigan por mis mejillas. No lo aguanto. No. La quiero a ella, aquí, conmigo, a salvo de todos esos monstruos que la quieren matar. Solo quiero que deje de sufrir. No ha hecho otra cosas y me encantaría hacerla sonreír, hacerla feliz por una vez en su vida me gustaría que fuera tal y como ella es, sin ningún caparazón, corteza o cualquier cosa que se ponga para aislarse del mundo. Quiero ser un solo ser con ella. Quiero hacerla mía antes que cualquier persona.
-Parece que por fin reaccionas.
-Cállate, capullo.
-Creo que es hora de irme.-me empuja, haciendo que me estampe contra uno de los costados de mi coche.-Daniel, cuando vuelvas a ver a tu amada, puede que no te ame a ti, puede que ni siquiera se acuerde de los momentos que estuvo a tu lado.-se gira montándose en el coche.-El fin se acerca y cualquier cosa es válida, adiós compañero.